Cambiar para vivir: La experiencia de YDQ

Son seis, pero se llaman quinteto. Hacen jazz pero su primer single se llama “Rapero”. Han estudiado música pero quieren llegar a la masa. Sus letras son  dramáticas, pero son chistosos en el escenario. Son Yuyodenegro Quinteto. 

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 Negro te tengo que encargar la agradable misión de repartir discos”, dice Yuyo con sorna y agrega: “Porque es parte de nuestra política que todo el mundo tenga acceso a la música”. Denegro toma los discos y empieza: “Quién conoce el segundo nombre de Yuyo”. El público grita, esperando alcanzar uno, también ríe con las preguntas de Denegro. “¿Qué había en el vaso?”. El público ríe otra vez, mientras Denegro baja a entregar los tan anhelados cd’s. Discos diseñados por Yuyo, grabados en el estudio de Luis Galvez (Dj Spectro) y promocionados por Felipe Prado (saxofonista). El disco se llama Experiencia, ya tiene un video, Rapero, que los muestra por los barrios donde ensayan en San Miguel. Para saber más de la historia hay que buscar en su página www.ydq.cl. Para saber de la “Experiencia” de Yuyodenegro Quinteto hay que ir con ellos en un viaje musical. Son las seis de la tarde. Venimos de la sala de ensayo y hemos cargado los instrumentos en un camión de la productora que hace el evento de la noche. Los chicos se presentan en “Miles” un bar jazzero ubicado en Bellavista. Antes, vamos a Quilicura en donde recogemos la amplificación. Viajamos con Denegro de extremo a extremo de la ciudad. “Nosotros antes éramos del tipo de gente que piensa que hay que hacerlo todo por amor al arte, pero hoy nos dimos cuenta que si podemos vivir de esto, es mejor todavía”. Y lo hacen con esfuerzo. La mayoría trabaja, estudia y toca en la banda. Un conjunto de seis personajes muy disímiles, pero que confluyen en el gusto por el rap, el jazz y las letras contestatarias. “Cuando uno vive en Quilicura, trabajas en un McDonald’s o en el Alto Las Condes, eso te da para escribir muchísimo”, dice Denegro, relatando en carne propia.  En el viaje me hablan de sus gustos musicales, compartimos con el chofer de la productora, quien también es músico y roadie de importantes bandas chilenas. A todo esto, yo también hago música, por lo que la conversación habla de lo mismo durante tres horas. Después de Quilicura, subimos por la Costanera. El paisaje cambia radicalmente. Pasamos de la aridez del norte de Santiago a los edificios altos e imponentes de la capital. Llegamos al bar. Ya se encuentra ahí Dj Spectro. Flaco, silencioso, contemplativo, pero increíblemente hábil con las tornamesas.

 Nos saludamos. Bajamos los instrumentos. Descargamos el contrabajo, con mucho cuidado. La batería y el saxo. Nos abren las puertas del local y quedamos boquiabiertos. Es un lugar elegante, con un escenario de telón rojo, luces cálidas, fotos de Miles Davis, Aretha Franklin y Charlie Parker. Con tragos caros y ornamentación de diseño. Qué hacían los “Yuyo” -como le dicen los amigos a la banda- ahí. Qué hacían estos mc’s que se habían iniciado en el rap con Demencia Local -mítica banda de los ’90- tocando en “Miles”. Era parte de la nueva estrategia del grupo. Abrir mercado. “Cuando tocamos la otra vez en La Batuta con Funkreal, fuimos a robarles público” dice Felipe Prado, con una sonrisa. De a poco comienza a llegar el equipo. Yuyo (mc), Claudio (baterista), Oliver (contrabajista), Felipe y Álvaro (guitarrista). 

Comienzan a calentar. Oliver lanza una línea de bajo, se le une Claudio y Álvaro. Mientras, Yuyo y Felipe ayudan al sonidista a “cablear” y Denegro se entretiene sacándole fotos a la banda. Cuando ya está todo listo lanzan el primer tema. “Sentido vivo”, uno que habla sobre cómo la música te mantiene despierto, cómo te permite entender quién eres.  

Después de la prueba vamos a comer a su local regalón. El grupo se separa entre quienes tienen mucha hambre y quienes “quieren hacer hambre”, como dice Oliver. “El bajón” se llama el local que visitamos, con sándwiches vegetarianos gigantes. Yuyo, Felipe y Denegro se anotan con uno. El primero que termina es Yuyo y parece que el emparedado le ha quedado en una muela. Luego llega el resto del grupo. Todos de ojos rojos y cara sonriente. Nos quedamos ahí una hora. Volvemos a “Miles”. De a poco comienzan a llegar las novias del grupo. Son todas chicas guapas, relajadas y amistosas. Ellos también lo son. Cada uno tiene su estilo particular. Unos son más raperos para vestir, otros más formales. Pero se nota que se preocupan. Ya han llegado algunas mesas y el grupo se sube. El primer tema es “Cachando” uno que habla sobre las rupturas de pareja y cómo el otro debería entender lo que sucede. 


 Termina la primera canción y la gente aplaude cálidamente. Están todos sentados. Algo que para los “Yuyo” es inusual. Por ejemplo, en Bar Mágiko, donde generalmente tocan, es otro el ambiente. La gente baila, corea los temas, ríen con el humor de la banda. “Nunca me había sentido escuchado”, dice Denegro. Y las novias de “Yuyo” corean: “Pooooobrecito”. Claramente es una experiencia nueva. El público de a poco se empieza a integrar a la música, al humor y a los comentarios irónicos de los dos Mc’s. Como cuando presentan el tema “Atento”. “Este era un lugar en el que íbamos a trabajar, pero nadie trabajaba”, dice Yuyo. Terminan la primera tanda de música y el público inesperadamente pide más. Qué hacían estos músicos en “Miles”. Apropiándose de todos los lugares en donde su música puedasonar.

~ por djota en noviembre 26, 2007.

Una respuesta to “Cambiar para vivir: La experiencia de YDQ”

  1. Oye!!!
    Ese texto es mío.
    Me llamo Tamara Meruane, también conocida como Vitami.
    Además de mc soy periodista de varios medios, como La Segunda por ejemplo, y este escrito lo hice yo hace un año. No sé de dónde lo sacaste, pero no me das ni los créditos y además te lo adjudicas, qué feo!!!!!!

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